Carlo tenía veintitrés años y un extintor en las manos cuando lo mataron en Génova el 20 de julio del año 2001. Aquel día no sabía si dar un paseo por las playas (Génova era desde luego su ciudad) o ir a la mani. A las tres de la tarde estaba tomándose algo con un amigo cuando vio a unos policías que agredían, con porras y lacrimógenos, a unos manifestantes. «Conociendo a Carlo, sé que tomó la decisión de quedarse con ellos. Me llamó y me dijo que iba a la mani, que no me preocupara, que había mucha gente» me cuenta su padre cuando me habla de Carlo y de la dinámica de su asesinado. Carlo estaba bastante cerca de la estación, en la calle Tolemaide, cruzó a la manifestación de las tute bianche que había sido autorizada hasta la zona roja. Pero la policía cargó antes, ¿por qué lo hizo?
El viernes a las dos de la tarde la manifestación de las tute bianche dejó el estadio Carlini para dirigirse hacia la zona roja. En la ciudad había más de 17.000 guardias de asaltos. Las tute bianche intentaron llegar hasta la zona roja pero la policía se lo impedía. Se oían gritos, disparos, gente que corría por todos lados. Ardían los ojos, quemaba la piel, el humo de los gases entraba en el estómago y provocaba náuseas, vómitos y desmayos. En un momento un grito de dolor: «Han matado a un chaval!». Eran las cinco y media de la tarde, y Carlo Giuliani había muerto.
Pasaron con tanques, cargaron con porras y lacrimógenos a todos los que encontraban por el camino. Obligaron a los manifestantes a retroceder hasta el estadio Carlini para que se quedasen en un recinto sin salida. Pegaban y detenían a quien salía para comer algo o para llamar por teléfono. Si ibas al hospital te llevaban al Cuartel Bolzaneto, te aporreaban y te obligaban cantar faccetta nera. El gobierno Fini-Berlusconi había suspendido, en aquellos días, todas las libertades civiles y democráticas.
Carlo había muerto. Nosotros sabemos que estaba luchando para defender sus ideales. Pero lo que vimos fue la imagen de un chico que lanza un extintor a una furgoneta de los carabinieri. El carabiniere disparó. ¿Fue legitima defensa?
El choche de los carabinieri se había parado en plaza Alimonda. A los carabinieri les estaba entrando los gases que ellos mismos lanzaban contra a los manifestantes. No podían respirar, tenían que huir. El carabinieri Mario Placanica, de veintiún años, empuñó el arma. El articulo 52 de Código Penal considera legitima defensa cuando la acción es proporcional a la ofensa recibida. Placanica no apuntó hacia arriba, sino contra los manifestantes. Carlo lo vio. Podía haber huido pero no lo hizo. Recogió desde el suelo el extintor y lo lanzó.
En aquel momento Mario Placanica disparó a Carlo y lo mató. Los manifestantes huiron, («esto pasa naturalmente cuando alguien oye un disparo», comenta Giuliano Giuliani), la furgoneta arrollò dos veces su cuerpo y los carabinieri ocuparon la plaza.
Hay que decir que los disparos fueron dos. En las imagen que se ven (Rai-tre) hay otro carabiniere que está en la calle y que dispara contra los manifestantes (se ve el retroceder natural de un balazo de la pistola y se oyen dos disparos). Lo confirma Bruno Abile, fotógrafo free lance de París: «He visto disparar contra al chico a un carabiniere que estaba en la calle, a cinco, seis metros de la jeep. (No llevaba escudo, tal vez era un oficial). Cuando el chaval estaba en el suelo algunos carabinieri lo golpearon con botas en la cara, luego pegaron a otros fotógrafos. Finalmente se golpearon entre ellos». «Ha sido una suerte que no hayan matado a otro chaval». Comenta Vittorio Agnoleto, portavoz del Genoa Social Forum. Sobre este caso la Magistratura está investigando. Placanica tenía veintiún años, se “justifica” su acción por falta de experiencia, pero, ¿Quién era el otro carabiniere che disparó?. ¿Se está cubriendo a un alto funcionario del Estado?
Al padre de Carlo ésto no importa. El proyectil que mató a su hijo fue el primero. Luego el autista arrolló dos veces su cuerpo, pero Carlo ya había muerto. A Giuliano Giuliani y a su familia importan dos cosas:
Cuando Carlo estaba en el suel alguien lo golpeó con un objeto en la cara para justificar la primera versión que la Policía dio: «lo habéis matado vosotros!». Pero había muchas imagenes grabadas y todo el mundo había visto el carabiniere que empuñaba la pistola frente a Carlo. No podían secuestrar a todas las cameras de todos los reporteros del mundo.
Y aún: ¿A qué distancia se encontraba Carlo del carabiniere? Las fotos que han dado la vuelta al mundo lo retraen bastante cerca del carabiniere (decimos unos 30 cm, máximo un metro) porque han sido realizadas por un fotógrafo de la Agencia Reuter que estaba a unos quince metros detrás de Carlo, con uno zoom 70-210 que deja las imágenes planas. Pero Marco D’Auria, otro fotógrafo de Rai Net News, que estaba en una calle lateral nos demuestra que la distancia ente Carlo y el carabiniere era por lo menos de cuatro metros. ¿Por qué esta foto todavía no ha sido publicada en Italia? ¿Podemos seguir hablando de legitima defensa?
El día siguiente más de trecientomil personas bajaron a la calle para protestar contra este asesinado y por la libertad y la democracia. Era la respuesta al miedo que intentaban inculcarnos. Massimo D’Alema, leader de los Democráticos de Izquierda habló de Represión Chilena porque, si por la muerte de Carlo Giuliani pudieron sostener que fue un “accidente”, ¿cómo justificar la matanza en la Escuela Diaz y la tortura en Bolzaneto?
Arnaldo La Barbera (responsable de los grupos antiterroristas) ha sido promovido a los más altos cargos de los servicios secretos y Ansoino Andreassi (ex jefe de seguridad del G8 en Génova) es ahora vice director del Comité Ejecutivo para los Servicios de Información y Seguridad. Esto es el juego de ajedrez que alguien llama justicia.
Y tenemos grabada la imagen de la gente que, frente a semejante represión, con baldes y mangueras lanzaba agua a la calle desde las ventanas de sus casas. Agua, esperanza, vida y libertad. Carlo Giuliani matado mientras intenta parar, con un extintor, una violencia no proporcionada, no justificada y no legitimada. Génova libre: ciudad de Carlo, ciudad de todos.